Picharchitects es un estudio de arquitectura con sede en Barcelona, fundado en 1986 por Felipe Pich-Aguilera Baurier y Teresa Batlle Pagès, reconocido por su compromiso con la arquitectura sostenible y la integración de principios ecológicos en el diseño. El estudio es pionero en el desarrollo de edificaciones energéticamente eficientes y conscientes del medio ambiente, fusionando innovación tecnológica con un profundo respeto por los contextos locales.
Picharchitects aboga por los edificios como “bancos de materiales”—estructuras diseñadas para ser desmontadas y reutilizadas, minimizando el impacto ambiental. Este concepto se ejemplifica en proyectos como el Edificio Gonsi Sócrates en Viladecans, donde los componentes del edificio están diseñados para ser removibles y reutilizables, apoyando los principios de la economía circular. Sus proyectos enfatizan sistemas adaptables, materiales de origen local y construcción modular que fomentan la resiliencia a largo plazo. El enfoque arquitectónico del estudio equilibra la funcionalidad, el atractivo estético y el rendimiento ambiental.
Entre los proyectos destacados se incluye el Instituto de Investigación Sant Pau en Barcelona, donde el estudio reinterpretó elementos históricos y modernos para crear un centro de investigación de vanguardia, y el Juzgado de Cerdanyola del Vallès, donde estrategias bioclimáticas y elementos de enfriamiento pasivo configuran un edificio cívico energéticamente eficiente.
Picharchitects ha recibido múltiples premios por sus contribuciones a la arquitectura sostenible y continúa liderando discusiones sobre resiliencia urbana, la economía circular y prácticas de construcción sostenible.
¿Qué os inspira?
Si llamamos inspiración al empuje que nos da las fuerzas para realizar nuestras ideas, entonces diría que nuestra inspiración aparece con la promesa de un nuevo encargo. Por azarosa que sea, esa promesa es para nosotros una muestra de confianza y nos compromete cada vez a responder de la mejor manera posible.
¿Qué os impulsó a ser arquitectos?
Confiamos que siendo arquitectos podemos mejorar las cosas y hacer un mundo mejor. El verdadero proyecto es sobre la realidad y la arquitectura no es un fin en sí, sino un instrumento poderoso para transformar nuestro entorno. Además, en un momento dado las nuevas ideas acaban llegando a toda la sociedad a través de la arquitectura, conformando así las formas sociales que definen cada época. No negamos el valor formal de nuestros edificios y eso nos conmueve cuando sucede, pero es algo casi inconfesable que sólo aparece al final del recorrido. Nos tranquiliza cuando surge alguna belleza del áspero proceso de la construcción, porque indica que quizás después de todo no nos hemos extraviado.
¿Cómo describiríais vuestra filosofía proyectual?
Buscamos un acuerdo entre Edificación y Ecología, porque el Medio Ambiente es la medida última del trabajo que realizamos como arquitectos. Estamos convencidos de que siempre hay algún modo de mejorar nuestras condiciones de vida, sin dañar inevitablemente las posibilidades de los demás. Ese es el sentido que ha guiado nuestro trabajo hasta hoy. Es un modo de conjugar Idea y Realidad, Concepción y Detalle, Pensamiento y Técnica… Lógica y Sentimiento.
¿Cuál es vuestro proyecto favorito?
Hay muchos proyectos que son extraordinarios. Hemos viajado mucho para ver en directo esos edificios que nos atraen, porque las fotografías nunca transmiten bien la medida auténtica de la arquitectura construida. Por citar algunos de nuestros referentes personales; Los pabellones Olimpicos en Kyoto de K.Tange, El san Carlino en Roma de F.Borromini, El Centro de Estudios Hidrográficos en Madrid de M. Fisac, La opera de Oslo de Sonheta, La torre Reforma en CdeMexico de V. Romano, sta. Maria del mar en Barcelona de B. deMontagut, La Casa Milá en Barcelona de A. Gaudi, la Lever house en Nueva York de G. Bunshaft, y unos cuantos más que formarían una lista demasiado larga.
¿Cuál es vuestro detalle constructivo favorito?
Pues el que no existe, porque desaparece aplastado precisamente en los bordes del encuentro entre materiales. La construcción debiera ser hoy una combinación de sistemas que implican limpiamente a materiales diversos, para que los edificios puedan ser auténticos “bancos de materiales”. Eso hace que los materiales puedan conservar su valor, más allá de la vida útil del edificio que hoy componen.
¿Tenéis algún material favorito?
Casi todos los materiales son adecuados, si se emplean según la lógica de sus propiedades. Normalmente empleamos una gran diversidad de materiales, pues cada uno de ellos responde complementariamente a las demandas que convergen en cada edificio. La única justificación para que prime algún material por encima de otros, es la ausencia radical de recursos en ese lugar. Quizás en algunos lugares del mundo convenga construir básicamente en adobe o en madera, pero eso tiene que ver con la distribución de los recursos y no tanto con las preferencias de los arquitectos.
¿Cuál es vuestro proceso al empezar un nuevo proyecto?
Cada inicio puede ser diferente, porque las circunstancias cambian cada vez. Un concurso de ideas requiere una dinámica muy distinta a un encargo privado. Cuando las ideas están naciendo, hay que darles suficiente espacio para que tomen consistencia antes de cuestionarlas. Pero aunque varíe el motor que pone en marcha cada proyecto, cuando las ideas ya se concretan en un anteproyecto determinado, entonces seguimos un proceso de desarrollo bastante establecido para confrontarlo con la realidad.
¿Cómo combináis funcionalidad y creatividad en vuestros proyectos?
No creo que ambos términos estén enfrentados, pues hace falta mucha creatividad para atender esencialmente los requerimientos funcionales. A menudo confundimos Funcionalidad con algún Programa de necesidades, como quien confunde Economía con mera contabilidad. Aparentemente, las grandes infraestructuras son respuestas puramente funcionales y sin embargo muchas de ellas son creaciones de extraordinarias.
¿Cómo influye el Medioambiente en vuestro trabajo?
El Medioambiente siempre ha conformado la arquitectura, en uno u otro sentido. Desde hace 50 años las instalaciones mecánicas que aterrizan sobre nuestros edificios ha aumentado exponencialmente, creando la falsa sensación de que la arquitectura se ha liberado de los condicionantes del clima, que acaban solucionándose con máquinas. Pero la primera máquina para producir bienestar es la propia arquitectura y todos los demás instrumentos mecánicos son siempre complementarios. Ignorar el potencial termodinámico de la arquitectura es banalizarla.
¿Cómo colaboráis con vuestros clientes para realizar su visión?
La arquitectura es el resultado de una fértil interacción con agentes diversos, entre los que el Cliente es normalmente el más influyente. El ingrediente más importante para nuestro trabajo es la confianza mutua, de modo que nos esforzamos por generar un clima de lealtad porque el resultado depende de ello.
¿Qué fue lo que inspiró la fachada de s. Pau?
Nuestro edificio debía insertarse en un recinto histórico, que había quedado arrinconado por la construcción hace algunos años de la “Pieza moderna” del nuevo hospital. Pensamos que convenía disolver esa confrontación Moderno-Antiguo extendiendo la intensa atmósfera del recinto histórico. Por eso desplegamos en nuestro edificio el repertorio de sus materiales y sus colores, de un modo contemporáneo.




¿Cómo influyó la materialidad en el resultado final del proyecto de s. Pau?
Los materiales aparecen siempre ligados a determinados sistemas constructivos, que responden a su vez a las diversas escalas y funciones del proyecto. De dentro hacia afuera, el edificio parte de una infraestructura radical que es capaz de responder eficazmente a los usos cambiantes de un centro de investigación. La infraestructura es de hormigón pretensado, sobre fachadas portantes en celosía de acero. Aluminio, vidrio y lanas minerales, conforman la capa estanca del cerramiento. Finalmente, un envoltorio de piezas cerámicas engarzadas en cables de acero tensado, actúa como protección solar y acaba dando un semblante propio al edificio en ese punto tan especial de la ciudad.




¿Qué consejo daríais a los jóvenes arquitectos?
El ejercicio de la arquitectura está cambiando profundamente y en los próximos años van a consolidarse otras estructuras profesionales que den respuesta a los retos, con las circunstancias de nuestro tiempo. Yo aconsejaría a los jóvenes que huyesen de los estereotipos del “Arquitecto” que vienen del pasado y que traten de identificar sin prejuicios cuales son los vehículos profesionales que mejor les aproximan a la arquitectura. Siempre será necesaria la Capacitación, la Visión y la Autoestima que empujan al arquitecto a asumir el riesgo de su propia autoría, pero existen ahora entramados más colegiados que permiten que el esfuerzo y el talento individual consigan mayor alcance, sin disolverse. Creo que también son necesarias armar formas profesionales nuevas, para superar la compartimentación que conllevan ciertos modelos anglosajones. Hacen falta modelos que conjuguen lo mejor de esos dos mundos; La agilidad y el compromiso del pequeño despacho, con la capacidad y la solvencia de la gran ingeniería. En la construcción de esos nuevos modelos profesionales los jóvenes tienen mucho que aportar, por su inexperiencia y por algunos valores nuevos que su generación ha asumido. En cualquier caso, es útil y muy higiénico preguntarse de vez en cuando;
¿Cuál es la finalidad de mi trabajo?
Primero publicada en Architecture Lab, esta entrevista se publica con permiso de Architecture Lab.